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Per Borja Crespo (*)
Si antaño, antes de la explosión de internet, los grupos musicales comenzaban su andadura grabando maquetas antes de saltar al disco de larga duración, en el mundo del cómic todo autor inquieto daba sus primeros pasos publicando en fanzines, muchas veces autoeditándose. Así empezó Miguel Brieva (Sevilla, 1974), autogestionándose, poniendo él mismo la carne en el asador. Antes de saltar a las páginas de periódicos populares y colaborar en las páginas de revistas tan variadas como El jueves, Cinemanía, Ajoblanco o Mondo Brutto, este personal dibujante lanzó el solito cinco entregas de Dinero, que recopiló el pasado año Mondadori, la misma casa que apuesta ahora por El otro mundo, otra selección de imágenes críticas, empapadas de humor ácido, de esas que hacen pensar al lector, además de hacerle pasar un buen rato.
Algunos han definido “como un cruce entre El Roto y Robert Crumb” a este artista de reconocible trazo, amante de Franquin, Carlos Giménez, Moebius y Winsor McCay, una sabia mezcla que se ve reflejada en sus viñetas. Brieva se pone visionario en muchas de sus propuestas, se lanza a imaginar un futuro que caricaturiza nuestro presente. La realidad, sin duda, deja en pañales a la ficción. Cuestionarse todo lo que le rodea es la especialidad de este dibujante capaz de buscar las cosquillas a cualquier tema de actualidad, sin caer en lo obvio. Surrealista y desvergonzado, sus coloristas viñetas en ocasiones rozan lo poético. Se ha labrado una excelente trayectoria en la historieta autóctona. Una editorial acostumbrada a publicar libros ha apostado por su trabajo, algo relativamente nuevo en el mercado. Ahora, más que nunca, los tebeos también se venden en librerías no-especializadas. Lean El otro mundo, por el bien de su salud mental. rightright

¿De dónde tomas las ideas para tus historietas?
De la vida misma, digo yo. Cualquier cosa puede sugerirlas, aunque los medios de comunicación en todas sus vertientes -supuesta información, publicidad, espectáculo- son una fuente inagotable cuando uno hace de los mecanismos de persuasión uno de sus temas centrales. También los amigos aportan mucho, en conversaciones erráticas y algo embriagadas en las que a menudo salen muy buenas ideas. Frente al brainstorming publicitario, esto es lo que se llama técnicamente desparrame fumetil sin objetivo alguno.

¿La realidad supera a menudo a la ficción?
Se van complementando. A veces la imaginación pareciera ir por delante, y otras veces se queda corta ante acontecimientos reales inimaginables. Se van abriendo camino la una a la otra. La ficción va dando ideas, la realidad va mostrando hasta qué punto esas ideas van siendo rebasadas una y otra vez.

Tienes un estilo muy personal, pero seguro que no te sonroja confesar posibles influencias en tu trabajo a nivel gráfico.
De niño me pirraba por Franquin, luego flipé con Carlos Giménez y Moebius, y más tarde con Crumb y Winsor McCay, así que probablemente sea una mezcla de todo eso.

¿En cuanto al fondo?
Ahí la cosa se complica más, porque aunque trabajes en el medio concreto de lo gráfico, las influencias en cuanto a lo que cuentas están mucho más ramificadas. Seguidamente nombro a boleo algunas influencias: Kubrick, Jodorowsky, Pessoa, Satie, El Roto, Bergman, Fellini, Antonio Machado, Carlos Liria, Santiago Alba Rico, Agustín García Calvo, Rafael y Chicho Sánchez Ferlosio, Mahmoud Ahmed, Monty Python, Les Luthiers, Gúnther Anders, Tom Zé e Imperio Argentina… por ejemplo…

Apuestas por la crítica en tu trabajo…
Bueno, no es un acto de voluntad, me sale solo. A menudo me puede resultar incluso cansino, y de hecho trato también de hacer otro tipo de propuestas, más poéticas o meramente surrealistas, por el bien de mi propia salud mental y por consideración con el lector. En todo caso, ante la mansedumbre hipnótica que irradia de los medios -que es lo mismo que decir: de lo que la gente piensa que ES la realidad-, cualquier atisbo de duda, reflexión o crítica constructiva debería ser algo así como una bombona de oxígeno o una bolla en medio del mar.

Autores de cabecera… nacionales e internacionales…
Bueno, ya he dicho algunos. También admiro mucho a Paco Alcázar, Max, Sfar, Bourgeon, Otomo, Gary Larson, Beto Hernández, Clowes, Liniers, Quino, Hugo Pratt y muchos otros que harían de esta lista un verdadero peñazo.

Empezaste autoeditándote fanzines. ¿Qué queda de aquello?
El mismo concepto de hacer realidad lo que uno quiere, de no esperar a tener que pasar ciertos filtros. En la actualidad publico con editoriales propiamente dichas, pero sigo con la pretensión de autoeditar más, y si no lo hago es por falta de tiempo, porque hay varios proyectos ahí esperando desde hace años.

¿Te imaginabas publicando en revistas como El Jueves?
No, la verdad. Ni siquiera imaginaba ser humorista gráfico. Ha sido algo que ha ido llegando un poco por casualidad.

¿Cómo ves el cómic actualmente? Dicen que va mejor…
Yo diría que está simplemente reubicándose, pasando de ser entretenimiento de masas infantil a hermano pequeño y con dibujitos de la literatura adulta. Cambio de temática, de industria y de distribución. Y entre medias, el páramo de los años 90, la transición de un modelo a otro.

¿Y creativamente?
A nivel creativo creo que ahora hay tal vez más posibilidades de desarrollo del medio. Cuando estaba en manos de una poderosa industria con fuertes beneficios le pasaba un poco lo que al cine en la actualidad: producción en cadena, imposiciones de mercado constantes y trabajo impersonal y de escaso valor creativo. En cambio el cómic no tiene ahora esa industria tan omnipresente y estructurada, y se apuesta más por el modelo de autor que aporta su voz propia. Es un buen momento, aunque talento ha habido en todas las épocas por igual.

¿Cuál es tu metodología de trabajo? Técnica, proceso…
Dibujo con lápiz, pincel y tinta sobre un bloc escolar de dibujo. Luego escaneo y coloreo con el ordenador. Y poco más…

¿A qué tipo de público crees que puede gustar tu obra especialmente?
A seres bípedos con el encéfalo altamente desarrollado y pulgar oponible que les guste reírse de los demás tanto como de sí mismos.

Publicas con una editorial de libros que se ha lanzado a publicar cómic. ¿Hay diferencia?

Básicamente que te tratan como a un autor literario, que es un poco mejor que como se ha tratado siempre a los dibujantes. También se consigue una mejor distribución, qué duda cabe.

Ahora los tebeos también se venden en librerías no-especializadas…
Sí, y eso está muy bien. Pero no nos engañemos, esto ha sucedido porque en estos últimos años los cómics se han revitalizado como mercado… que si no aún seguirían siendo artículos raros arrumbados en las estanterías de esas librerías-jugueterías-para-niños-grandes en que se han ido convirtiendo las tiendas de cómics.

¿En qué andas metido ahora?
Estoy ilustrando un cuento infantil escrito por una amiga, sopesando la idea de hacer una novela gráfica, aunque el trabajo me parece demasiado abrumador, y dándole al charango con Las Buenas Noches, un grupo musical que tengo en Sevilla con unos amigos.


(*) Borja Crespo (Bilbao, 1971) escribe habitualmente sobre cómic en diferentes publicaciones, especialmente en el diario El Correo, es autor ocasional de historietas (las últimas incursiones, en El Manglar y Dos Veces Breve, y Dolmen Editorial acaba de anunciar que en 2009 le publicará un volumen de historias cortas titulado Te hiero), y ejerce de cabeza visible de la organización del Salón del Cómic de Getxo.

brieva_0Per Borja Crespo (*)
Si antaño, antes de la explosión de internet, los grupos musicales comenzaban su andadura grabando maquetas antes de saltar al disco de larga duración, en el mundo del cómic todo autor inquieto daba sus primeros pasos publicando en fanzines, muchas veces autoeditándose. Así empezó Miguel Brieva (Sevilla, 1974), autogestionándose, poniendo él mismo la carne en el asador. Antes de saltar a las páginas de periódicos populares y colaborar en las páginas de revistas tan variadas como El jueves, Cinemanía, Ajoblanco o Mondo Brutto, este personal dibujante lanzó el solito cinco entregas de Dinero, que recopiló el pasado año Mondadori, la misma casa que apuesta ahora por El otro mundo, otra selección de imágenes críticas, empapadas de humor ácido, de esas que hacen pensar al lector, además de hacerle pasar un buen rato.
Algunos han definido “como un cruce entre El Roto y Robert Crumb” a este artista de reconocible trazo, amante de Franquin, Carlos Giménez, Moebius y Winsor McCay, una sabia mezcla que se ve reflejada en sus viñetas. Brieva se pone visionario en muchas de sus propuestas, se lanza a imaginar un futuro que caricaturiza nuestro presente. La realidad, sin duda, deja en pañales a la ficción. Cuestionarse todo lo que le rodea es la especialidad de este dibujante capaz de buscar las cosquillas a cualquier tema de actualidad, sin caer en lo obvio. Surrealista y desvergonzado, sus coloristas viñetas en ocasiones rozan lo poético. Se ha labrado una excelente trayectoria en la historieta autóctona. Una editorial acostumbrada a publicar libros ha apostado por su trabajo, algo relativamente nuevo en el mercado. Ahora, más que nunca, los tebeos también se venden en librerías no-especializadas. Lean El otro mundo, por el bien de su salud mental. rightright

¿De dónde tomas las ideas para tus historietas?
De la vida misma, digo yo. Cualquier cosa puede sugerirlas, aunque los medios de comunicación en todas sus vertientes -supuesta información, publicidad, espectáculo- son una fuente inagotable cuando uno hace de los mecanismos de persuasión uno de sus temas centrales. También los amigos aportan mucho, en conversaciones erráticas y algo embriagadas en las que a menudo salen muy buenas ideas. Frente al brainstorming publicitario, esto es lo que se llama técnicamente desparrame fumetil sin objetivo alguno.

¿La realidad supera a menudo a la ficción?
Se van complementando. A veces la imaginación pareciera ir por delante, y otras veces se queda corta ante acontecimientos reales inimaginables. Se van abriendo camino la una a la otra. La ficción va dando ideas, la realidad va mostrando hasta qué punto esas ideas van siendo rebasadas una y otra vez.

Tienes un estilo muy personal, pero seguro que no te sonroja confesar posibles influencias en tu trabajo a nivel gráfico.
De niño me pirraba por Franquin, luego flipé con Carlos Giménez y Moebius, y más tarde con Crumb y Winsor McCay, así que probablemente sea una mezcla de todo eso.

¿En cuanto al fondo?
Ahí la cosa se complica más, porque aunque trabajes en el medio concreto de lo gráfico, las influencias en cuanto a lo que cuentas están mucho más ramificadas. Seguidamente nombro a boleo algunas influencias: Kubrick, Jodorowsky, Pessoa, Satie, El Roto, Bergman, Fellini, Antonio Machado, Carlos Liria, Santiago Alba Rico, Agustín García Calvo, Rafael y Chicho Sánchez Ferlosio, Mahmoud Ahmed, Monty Python, Les Luthiers, Gúnther Anders, Tom Zé e Imperio Argentina… por ejemplo…

Apuestas por la crítica en tu trabajo…
Bueno, no es un acto de voluntad, me sale solo. A menudo me puede resultar incluso cansino, y de hecho trato también de hacer otro tipo de propuestas, más poéticas o meramente surrealistas, por el bien de mi propia salud mental y por consideración con el lector. En todo caso, ante la mansedumbre hipnótica que irradia de los medios -que es lo mismo que decir: de lo que la gente piensa que ES la realidad-, cualquier atisbo de duda, reflexión o crítica constructiva debería ser algo así como una bombona de oxígeno o una bolla en medio del mar.

Autores de cabecera… nacionales e internacionales…
Bueno, ya he dicho algunos. También admiro mucho a Paco Alcázar, Max, Sfar, Bourgeon, Otomo, Gary Larson, Beto Hernández, Clowes, Liniers, Quino, Hugo Pratt y muchos otros que harían de esta lista un verdadero peñazo.

Empezaste autoeditándote fanzines. ¿Qué queda de aquello?
El mismo concepto de hacer realidad lo que uno quiere, de no esperar a tener que pasar ciertos filtros. En la actualidad publico con editoriales propiamente dichas, pero sigo con la pretensión de autoeditar más, y si no lo hago es por falta de tiempo, porque hay varios proyectos ahí esperando desde hace años.

¿Te imaginabas publicando en revistas como El Jueves?
No, la verdad. Ni siquiera imaginaba ser humorista gráfico. Ha sido algo que ha ido llegando un poco por casualidad.

¿Cómo ves el cómic actualmente? Dicen que va mejor…
Yo diría que está simplemente reubicándose, pasando de ser entretenimiento de masas infantil a hermano pequeño y con dibujitos de la literatura adulta. Cambio de temática, de industria y de distribución. Y entre medias, el páramo de los años 90, la transición de un modelo a otro.

¿Y creativamente?
A nivel creativo creo que ahora hay tal vez más posibilidades de desarrollo del medio. Cuando estaba en manos de una poderosa industria con fuertes beneficios le pasaba un poco lo que al cine en la actualidad: producción en cadena, imposiciones de mercado constantes y trabajo impersonal y de escaso valor creativo. En cambio el cómic no tiene ahora esa industria tan omnipresente y estructurada, y se apuesta más por el modelo de autor que aporta su voz propia. Es un buen momento, aunque talento ha habido en todas las épocas por igual.

¿Cuál es tu metodología de trabajo? Técnica, proceso…
Dibujo con lápiz, pincel y tinta sobre un bloc escolar de dibujo. Luego escaneo y coloreo con el ordenador. Y poco más…

¿A qué tipo de público crees que puede gustar tu obra especialmente?
A seres bípedos con el encéfalo altamente desarrollado y pulgar oponible que les guste reírse de los demás tanto como de sí mismos.

Publicas con una editorial de libros que se ha lanzado a publicar cómic. ¿Hay diferencia?

Básicamente que te tratan como a un autor literario, que es un poco mejor que como se ha tratado siempre a los dibujantes. También se consigue una mejor distribución, qué duda cabe.

Ahora los tebeos también se venden en librerías no-especializadas…
Sí, y eso está muy bien. Pero no nos engañemos, esto ha sucedido porque en estos últimos años los cómics se han revitalizado como mercado… que si no aún seguirían siendo artículos raros arrumbados en las estanterías de esas librerías-jugueterías-para-niños-grandes en que se han ido convirtiendo las tiendas de cómics.

¿En qué andas metido ahora?
Estoy ilustrando un cuento infantil escrito por una amiga, sopesando la idea de hacer una novela gráfica, aunque el trabajo me parece demasiado abrumador, y dándole al charango con Las Buenas Noches, un grupo musical que tengo en Sevilla con unos amigos.


(*) Borja Crespo (Bilbao, 1971) escribe habitualmente sobre cómic en diferentes publicaciones, especialmente en el diario El Correo, es autor ocasional de historietas (las últimas incursiones, en El Manglar y Dos Veces Breve, y Dolmen Editorial acaba de anunciar que en 2009 le publicará un volumen de historias cortas titulado Te hiero), y ejerce de cabeza visible de la organización del Salón del Cómic de Getxo.